Desde que escuche esas palabras que salieron de su boca algo en mi se rompió, fue el comienzo de una serie de capítulos que no quisiera recordar, pero que están grabados a fuego en mi mente.
Hay personas que marcan un antes y un después en la vida de las personas, y que débiles nos sentimos cuando esa persona desaparece o simplemente dejamos de verla.
Inconscientemente el ser humano depende emocionalmente de las personas, ellas nos conducen a lugares, a sentimientos incapaces de controlar, de dirigir.
Solo somos capaces de dirigir o controlar lo que esta en nuestras manos, lo que depende de nosotros pero.. como lo hacemos cuando la situación se te escapa? cuando intentamos todo lo posible pero no somos capaces? cuando puede más el miedo que tenemos que lo que queremos hacer?
Capítulos, episodios ocurridos en tu vida incapaces de controlar y que cambiaron mi vida por completo.
Capitulo 1; EL DOLOR INTERRUMPIDO.
. 1 de Diciembre del 2019, una tarde como cualquier otra un mensaje de un grupo de Whatsapp con 5 personas donde solo sonaba cuando eran cosas importantes. Un mensaje de alerta decía que algo no iba bien y que tocaba volver a ir a ese lugar donde todo el mundo entra con esperanza, la misma con la que íbamos nosotros.
Después de estar allí esas puertas se abrieron, nuestras miradas se cruzaron y ya lo decía todo, vamos fuera es lo único que pudo decir sin aliento. Un abrazo y una palabra, ya no hizo falta nada más para saber que después de ese instante nada volvería a ser como antes. Mi corazón se desgarro en mil pedazos repartidos por todo mi cuerpo, ella no podía dejar de llorar pero solo pensaba que tenia que volver dentro y sonreír como si fuese de algo leve lo que le pasaba. Y yo.. a mi me tocaba el papel de ser yo la que mandaba ese mensaje que fue el más difícil de mi vida. Respiré y volví dentro con mi cara de felicidad y mi mirada llena de dolor, pero quien me esperaba dentro tenia que ver que todo estaba bien y en calma pero..ella vio esos ojos que solo gritaban que les despertaran de esa pesadilla que acababa de empezar.
Ellos vinieron enseguida y nadie sabia como podía estar pasándonos eso, como era posible que le pasara a él.
Me acuerdo que cuando esa noche llegaba a casa, me mire en el espejo y.. Anais había desaparecido, ya no estaba ahí dentro. Algo había cambiado, mi mirada dejó de ser la misma.
Los días allí no pasaban, las horas se paralizaban como si tuviesen peso encima de las agujas haciéndoles incapaces de avanzar.
Un día tras otro y las excusas se nos acababan, no sabíamos como debíamos hacerlo, como excusarnos de tenerlo ahí sin solución ninguna.
Era más duro de lo que nos habíamos imaginado, por suerte siempre hemos sido una familia unida, hemos tenido mucha gente al rededor que hacia más ameno los días allí, a nosotros y a él.
Esas pruebas que no llegaban, esas maquinas que no funcionaban y un dolor que le persistía y no había medicación ninguna.
Días difíciles, complicados y caminos que no llegaban a ninguna parte.
Ese pasillo con luces fugaces y es olor que se impregnaba en nuestra ropa. Esos momentos que se vivían perdiendo horas sin nada que hacer o simplemente viendo como se agotaban las horas en ese televisor que era su única alternativa de escape. Esas comidas que solo olían a enfermedad o esos uniformes que solo vestían gente con una sonrisa en su cara, las vueltas interminables por esas calles que no tenían ni un solo hueco o las canciones que sonaban de fondo cuando recorrías ese camino.
El momento llegó, ella tenia que entender lo que estaba pasando, aunque en el fondo sabia que algo no iba bien..
Cuando mis hermanas quisieron pronunciar esas palabras.. su desgarro llanto nos derroto..ella sabia perfectamente lo que estaba pasando, lo conocía como si de ella misma se tratase.. la cuenta atrás había comenzado y.. solo quedaba una sala de espera, 5 miradas apagas y un llanto que rompía ese silencio.
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